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En el corazón de Providencia funciona hace más de tres décadas la rotisería Ambassador, un negocio que ha sabido destacar por su clientela selecta, su apuesta por productos exclusivos y su tradición en platos preparados. Conversamos con su fundador, don Armando Alcalde, socio histórico de SIDECO y durante varios períodos miembro del directorio, quien nos comparte la historia de cómo pasó de trabajar en la industria del plástico a convertirse en un referente gastronómico del barrio.

 

Los inicios de un comerciante

Cuando salió de la universidad, don Armando Alcalde comenzó su carrera en la empresa “Envases Modernos” de la familia Said, dedicada al rubro del plástico. Allí llegó a ocupar un cargo del área laboral junto con más de 600 trabajadores. Sin embargo, su inquietud emprendedora lo llevó a buscar nuevos horizontes. Tras un tiempo trabajando en la fábrica, decidió iniciarse en el comercio con un pequeño local en Pedro de Valdivia con Pocuro, donde permaneció durante tres años aprendiendo de primera mano lo que significaba atender al público.

Con suficientes ahorros acumulados, dio el paso decisivo: compró una propiedad donde se construiría el edificio que alberga hasta el día de hoy “Ambassador”. Han pasado ya 35 años desde ese momento, en los que el negocio se ha consolidado como un referente en Providencia.

El sello de Ambassador

Desde sus primeros días, don Armando tuvo claro que quería diferenciarse del comercio tradicional. No se trataba de vender abarrotes, sino de ofrecer productos exclusivos, preparados con dedicación y excelente calidad. Fue así como Ambassador se transformó en un local reconocido por sus platos preparados y por sus productos de primera calidad, con un estándar que lo distingue de los supermercados.

Las empanadas son uno de los productos más emblemáticos: cada semana venden alrededor de 3.000 unidades y en vísperas de Fiestas Patrias la cifra supera las 15.000. Por otro lado, en la temporada navideña, los pavos se convierten en protagonistas indiscutidos. Cada año se venden cerca de 800, entre consumidores finales y comerciantes que confían en la calidad de Ambassador. Y aunque hoy la oferta se ha visto afectada por el cierre de la producción de pavos de Agrosuper, don Armando busca constantemente nuevos proveedores para mantener viva esta tradición. Junto a ello también se suman otros productos de alta demanda como las langostas traídas desde Juan Fernández, o sus reconocidas ostras, que completan una oferta difícil de encontrar en otro lugar.

Su prestigio ha trascendido al punto de contar con diversas embajadas entre sus clientes habituales. Asimismo, por sus vitrinas han pasado expresidentes de la República como Ricardo Lagos, Eduardo Frei, además del actual mandatario Gabriel Boric.

La calidad y la atención personalizada han permitido que Ambassador se mantenga vigente pese a los cambios del comercio y las dificultades de la economía. La clientela, selecta y fiel, sigue siendo el motor del negocio.

 

Desafíos y proyección

Como todo comerciante, don Armando ha enfrentado desafíos. La delincuencia es una preocupación constante, aunque destaca que lo que más le importa es mantener la calidad de sus productos y cumplir con la formalidad: trabajar con boletas, facturas y una contabilidad ordenada. Esa seriedad le ha valido incluso felicitaciones de Impuestos Internos en sus revisiones.

Sin embargo, don Armando mira al futuro con calma. A sus 72 años, proyecta dejar los negocios en un par de años, vender el derecho a llave y permitir que el legado de Ambassador continúe bajo nuevas manos.

Es así como lo que comenzó como un sueño personal se transformó en un símbolo de tradición y calidad. Y aunque su fundador piensa en descansar, la historia de Ambassador seguirá marcando un referente en el comercio gastronómico del barrio.

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